Cuentan que durante la invasión de Alemania, los soldados soviéticos se mostraban desconcertados. A medida que se iban adentrando en territorio enemigo, observaban sus pueblos, sus campos y granjas, sin poder entender como un país tan rico decidió llevar el mismo infierno a las puertas de sus casas, a un país acuciado por la hambruna y asfixiado por un régimen brutal. No entendían que miles de jóvenes dejaran sus hogares sin apenas rechistar siguiendo los delirios de su líder para morir solos y congelados junto al Volga, en lugares como Stalingrado.
Tripwire nos propone un viaje. Uno que tratará de hacernos sentir un poco de lo que realmente vivían esos jóvenes durante una de las batallas más encarnizadas de la historia. Unos meses que tuvieron contra las cuerdas a la Unión Soviética y que al final supondría el primer clavo en el ataúd del nazismo. Tendremos lucha en las afueras de la ciudad, lucha en sus fábricas, en sus calles, casa por casa, todo desde un punto de vista mucho más realista que hayamos visto en un FPS de la segunda guerra mundial. Y no es que nos vaya a abrumar el pánico, pero como todos sabéis, el miedo viene de la mano cuando la partida pende de un hilo y podemos morir en la siguiente esquina. Muchas veces por encima del propio miedo que supone la aparición de un zombie o monstruo.
Red Orchestra 2 sigue un poco en esa misma línea. Nuestra vida pende de un simple balazo que puede venir de cualquier lugar. Esto conlleva un cierto grado de nerviosismo que aporta altas dosis de realismo, porque es una experiencia gratificante el moverse agachado entre las casas de madera de Spartanovka (a las afueras de stalingrado) sin saber donde puede estar apostado el soldado que acabe contigo. Jugando al multijugador es relativamente frecuente ver a un observador en la esquina de una calle con uno o varios soldados de infantería a sus espaldas, protegiéndose. Imagen que hemos visto en multitud de fotografías de la segunda guerra mundial.
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